La mama supernumeraria consiste en una mama adicional localizada a lo largo del torso en cualquier lugar diferente a los senos, con presencia o no de areola, pezón y tejido glandular. Está condición puede ir acompañada de molestias y dolor, cambios de tamaño durante el embarazo o en el periodo menstrual, y producir dificultades al vestirse y por el roce de la ropa, además de la inseguridad natural por la imagen.
Esta cirugía plástica permite la reconstrucción de una o ambas mamas, ocupando ya sea implantes o tejido autógeno reubicable de la misma paciente. Se aplica después de la extracción de tumores mamarios y suele incluir la reformación de la areola y el pezón. La reconstrucción puede efectuarse inmediatamente después de la mastectomía, si bien los tratamientos oncológicos adyuvantes pueden postergar esta intervención.
Esta cirugía plástica permite revertir los pezones desarrollados hacia el interior de la mama, los que además de afectar el aspecto de ésta pueden representar un problema para amamantar, en el caso de las mujeres.
Esta cirugía plástica permite reducir el tamaño de las mamas masculinas, cuyo
crecimiento excesivo o ginecomastia suele deberse a un desequilibrio entre la producción hormonal de estrógenos y andrógenos. La intervención para extraer el tejido glandular excesivo puede combinar una mastectomía subcutánea con liposucción.
Esta cirugía plástica permite eliminar una hernia producida por la protrusión de un órgano a través de la pared del abdomen, y la reparación de esta pared ya sea con tejido autógeno del paciente o con material heterogéneo.
La cirugía plástica es un conjunto de procedimientos quirúrgicos y no quirúrgicos que modifican la forma de las estructuras corporales con el fin de mejorar la apariencia física de una persona y su autoestima. En este sentido, la cirugía plástica es una elección muy personal que debe realizarse para uno mismo, no porque la pidan otras personas, y en ella es importante considerar tanto los beneficios como los riesgos involucrados.
Es fundamental contar con un médico con experiencia, que genere confianza y aporte tranquilidad en una decisión tan relevante, y que entregue su asesoría en base a la identidad y estructura física del paciente, de manera de lograr un resultado lo más natural posible. Por ello, lo recomendable es elegir a un cirujano plástico inscrito en la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica (www.cirplastica.cl).
Es importante agendar con tiempo una consulta y llevar anotadas todas las preguntas y dudas que tenga. Es el momento en el cual podrá expresar los anhelos y los resultados esperados, así como las inquietudes anotadas. El cirujano plástico estudiará las características del paciente y evaluará lo solicitado, indicando el tipo de cirugía adecuado para sus objetivos. Al estar ambos de acuerdo, solicitará una serie de exámenes cuyo propósito es descartar cualquier problema que implique un riesgo.
Una vez revisados los exámenes y antecedentes de salud del paciente, el doctor agendará la operación. A partir de entonces deberán seguirse todas las instrucciones y cuidados que éste indique, antes de la cirugía, al internarse, y en la etapa postoperatoria. Por ejemplo, en esta última etapa debe evitar hacer esfuerzos, dejar de manejar y no practicar deportes por un buen tiempo, alejarse del sol y otras recomendaciones que permitirán tener una recuperación óptima y rápida.
Al hacerse una cirugía plástica es importante encontrarse en buen estado de ánimo y contar con el apoyo emocional de personas cercanas. Hay que prepararse para tolerar algunas incomodidades y malestares durante y después de las intervenciones, considerando eventuales cicatrices y efectos laterales. Asimismo, es recomendable proyectar la relación con el médico más allá de la operación, no solo para los controles posteriores necesarios, sino para aprovechar su consejo y su respaldo en el tiempo.